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Tiempo de Cuaresma

Mes de María.

En noviembre celebraremos el mes de María. Esta festividad se remonta a la Edad Media: concretamente, se encuentra en las “Cantigas de Santa María”, del rey Alfonso X “El Sabio”.Desde sus comienzos, en Europa se celebra en el mes de mayo porque es el mes de las flores, que anuncia la llegada de la primavera.

 

Durante todo el mes se busca obsequiarle flores a la Madre de Dios, contemplar y meditar sobre su vida y rezar las oraciones dedicadas a Ella. Uno de los santos que más se preocupó de difundir esta festividad religiosa fue San Felipe Neri, quien invitaba a los creyentes, sobre todo a los jóvenes a consagrarse a la Virgen. Esta devoción al mes de María se hizo universal durante el siglo XIX, cuando fue proclamada y enriquecida con indulgencia por los Papas Pío VII y Pío VIII.

 

Esta tradición fue traspasada a América por los misioneros españoles que buscaron propagarla por todo el continente. En Chile, si bien no sabemos desde cuándo comienza esta devoción, sí es notoria la fuerza con que se vive desde tiempo inmemorial, quizá con más fuerza incluso que en la misma Europa: llena de alegría comprobar diversas manifestaciones de piedad durante este mes (visitas a Santuarios Marianos, la participación en la Santa Misa de la aurora, los piadosos rezos de las familias reunidas en sus hogares) y las numerosas conversiones que se dan con la ayuda de la Virgen.Nosotros los chilenos celebramos el mes de María desde el 8 de noviembre hasta el 8 de diciembre, ya que Monseñor Joaquín Larraín Gandarillas, quien fuera Rector del Seminario Pontificio, fijó esta fecha como medio de preparación al dogma de la Inmaculada Concepción en 1854, e ideó la estructura que hoy conocemos.

 

Las “oraciones del Mes de María” fueron compuestas por un amigo de Monseñor Larraín Gandarillas llamado Monseñor Rodolfo Vergara Antúnez.

 

 

 

Link de Mes de María

Tiempo de navidad.

La Navidad es un tiempo de celebración del nacimiento de Jesús, que abarca desde la Nochebuena del 24 de diciembre hasta la fiesta del Bautismo del Señor. 


La preceden cuatro semanas de preparación(Adviento).

 

El corazón de estas fiestas es la Solemnidad del 25 de diciembre, Navidad.

Posteriormente, tienen lugar las siguientes fiestas: San Esteban (primer mártir: día 26); San Juan (el discípulo a quien Jesús más amaba: día 27); Santos Inocentes (día 28); Sagrada Familia (domingo siguiente a Navidad); Santa María, Madre de Dios (1 de enero); Adoración de los Magos (Epifanía, 6 de enero); Y el Bautismo de Nuestro Señor (domingo siguiente a Epifanía), con que termina el tiempo litúrgico de la Navidad.


¿Qué nos enseña la Navidad?

La celebración de la Navidad es un momento privilegiado para meditar en el texto evangélico de San Lucas 2, 1-20, en donde se narra con detalle el Nacimiento de Cristo.

Podemos reflexionar las virtudes que encontramos en los diferentes personajes involucrados y luego, aplicarlas a nuestra vida:

María nos enseña a ser humildes, a aceptar la voluntad de Dios, a vivir cerca de Dios por medio de la oración, a obedecer a Dios y a creer en Dios.

José nos enseña a escuchar a Dios y hacer lo que Él nos diga en nuestra vida, aunque no lo entendamos y a confiar en Dios.

Jesús nos enseña la sencillez. A Dios le gusta que seamos sencillos, que no nos importen tanto las cosas materiales. Jesús, a pesar de ser el Salvador del mundo, nació en la pobreza.

Los pastores nos enseñan que la verdadera alegría es la que viene de Dios. Ellos tenían un corazón que supo alegrarse con el gran acontecimiento del nacimiento de Cristo.

El 25 de diciembre se celebra la Navidad. Dios se hizo hombre para abrirnos las puertas del Cielo y enseñarnos el camino para la vida eterna.

Jesucristo es luz, amor, perdón y alegría para todos los hombres y mujeres de buena voluntad.

La Sagrada Familia nos da ejemplo de la aceptación de la Voluntad de Dios, viviendo con sencillez, humildad y alegría el nacimiento de Jesús en el Portal de Belén.

 

Tiempo de Adviento.

La Iglesia, para comenzar el año litúrgico, celebra la llegada de Cristo con una gran fiesta a la cual llamamos Navidad. Esta fiesta es tan importante para los cristianos que la Iglesia, antes de celebrarla, prepara a sus hijos durante el período conocido como Adviento. Ya desde tiempos remotos la Iglesia acostumbra tener esta preparación.

 

La palabra latina "adventus" significa “venida”. En el lenguaje cristiano se refiere a la venida de Jesucristo. La liturgia de la Iglesia da el nombre de Adviento a las cuatro semanas que preceden a la Navidad, como una oportunidad para prepararnos en la esperanza y en el arrepentimiento para la llegada del Señor.

El color litúrgico de este tiempo es el morado que significa penitencia.

El tiempo de Adviento es un período privilegiado para los cristianos ya que nos invita a recordar el pasado, nos impulsa a vivir el presente y a preparar el futuro.

Esta es su triple finalidad:

- Recordar el pasado: Celebrar y contemplar el nacimiento de Jesús en Belén. El Señor ya vino y nació en Belén. Esta fue su venida en la carne, lleno de humildad y pobreza. Vino como uno de nosotros, hombre entre los hombres. Esta fue su primera venida.

- Vivir el presente: Se trata de vivir en el presente de nuestra vida diaria la "presencia de Jesucristo" en nosotros y, por nosotros, en el mundo. Vivir siempre vigilantes, caminando por los caminos del Señor, en la justicia y en el amor.

- Preparar el futuro: Se trata de prepararnos para la Parusía o segunda venida de Jesucristo en la "majestad de su gloria". Entonces vendrá como Señor y como Juez de todas las naciones, y premiará con el Cielo a los que han creido en Él; vivido como hijos fieles del Padre y hermanos buenos de los demás. Esperamos su venida gloriosa que nos traerá la salvación y la vida eterna sin sufrimientos.

En el Evangelio, varias veces nos habla Jesucristo de la Parusía y nos dice que nadie sabe el día ni la hora en la que sucederá. Por esta razón, la Iglesia nos invita en el Adviento a prepararnos para este momento a través de la revisión y la proyección:

Aprovechando este tiempo para pensar en qué tan buenos hemos sido hasta ahora y lo que vamos a hacer para ser mejores que antes. Es importante saber hacer un alto en la vida para reflexionar acerca de nuestra vida espiritual y nuestra relación con Dios y con el prójimo. Todos los días podemos y debemos ser mejores.

En Adviento debemos hacer un plan para que no sólo seamos buenos en Adviento sino siempre. Analizar qué es lo que más trabajo nos cuesta y hacer propósitos para evitar caer de nuevo en lo mismo.

 

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